El chalet quedó destruido por la potente deflagración, que ocurrió poco antes de las nueve de la mañana. Foto: E.BALLESTERO

TW
0

JAVIER JIMÉNEZ/E.BALLESTERO
Faltaban pocos minutos para las nueve de la mañana y una potente explosión sacudió a los vecinos de la calle Perdiu, en el Port d'Alcúdia. Fue un brusco despertar, para algunos, y un sobresalto, para otros. Un chalet había volado por los aires y en ese momento nadie sabía qué les había ocurrido a los tres ingleses que lo habitaban.

John Mc Guire, de 48 años, y su compañera, Linda Feldman, de 59, estaban en su cuarto cuando aconteció la deflagración. Una de las habitaciones la habían alquilado a un compatriota, Anthony Carl Wall, de 49, y tenía una pequeña cocina a gas butano junto a la cama. El tubo de goma de la bombona no había sido revisado desde 1999 y presentaba serias deficiencias. El gas se fue filtrando y cuando el inquilino, ajeno a todo, encendió un cigarrillo la onda voló la casa y lo dejó sepultado bajo los escombros. Vecinos y viandantes corrieron hasta el número 12 de la calle Perdiu y las casas colindantes sufrieron desperfectos en el tejado y las paredes, al ser alcanzadas por los cascotes.

Una familia que estaba en la puerta de su chalet, a punto de salir para acompañar a los niños al colegio, quedó cubierta de polvo, con el susto en el cuerpo. John y Linda pudieron salir de la casa en estado de conmoción y el otro inglés fue rescatado por los bomberos del parque de Can Picafort. No podía moverse, no articulaba palabra y sufría quemaduras en gran parte del cuerpo. En pocos minutos esa calle del Port d'Alcúdia se convirtió en un hervidero de ambulancias, coches patrulla y efectivos de emergencia. El 112 coordinó el dispositivo de auxilio y las ambulancias del 061 atendieron a los heridos.

John presentaba algunas lesiones, su mujer no estaba grave y el tercer habitante del chalet, Anthony, estaba crítico. Los médicos estabilizaron sus constantes vitales en el interior de la ambulancia y luego evacuaron a los tres extranjeros hasta el hospital de Son Dureta. La Policía Judicial de la Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación sobre la deflagración de gas y todo apunta a una fuga en el conducto de goma, que estaba caducado desde hacía siete años. En todo ese tiempo ningún técnico lo había revisado.