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GUILLEM PICÓ El reportaje es un clásico del primer periódico de cada año, pero no por ello deja de ser novedoso ni noticiable. Y es que mientras unos se lo pasan lo mejor que pueden -o lo intentan- durante la Nochevieja, a otros no les queda otro remedio que velar para que todo salga lo mejor posible. Cientos de miembros de los servicios de emergencia, a los que no nombraremos porque seguramente nos olvidaríamos alguno y sería injusto, estuvieron al pie del cañón para que 2006 tuviese la mejor entrada posible.

Desde el Centro de Coordinación de Emergencias 112 nos comentaron que, generalmente, hasta las 00.00 horas no suele pasar nada, es como un día normal, pero a partir de las doce y un segundo se multiplican las llamadas, desde gente que se ha atragantado con las uvas hasta cualquier otra cosa.

En la central del 061, con buen humor, indicaron: «Aquí traemos algo cada uno, miraremos de cenar como una familia, y a ver si nos dejan comernos las uvas porque no paramos ni un momento».

En el juzgado de guardia, los funcionarios a los que les tocó quedarse durante toda la noche, también prepararon la cena «un poco entre todos».

Los Bombers de Palma, también pasaron la Nochevieja como una familia. Pero la tranquilidad duró hasta las 00.17 horas, cuando llegó el primer requerimiento. Tuvieron que desplazarse hasta la calle San Joaquín para abrir la puerta de un ascensor.
Personal del Institut Balear de la Natura (Ibanat) y de los Bombers de Mallorca realizaron el primer servicio de 2006 a las 00.26 horas, en la zona de es Grau, en la carretera entre Andratx y Estellencs. Un cohete provocó un incendio forestal que calcinó 500 metros cuadrados de terreno.
Por su parte, la policía recibió más llamadas de lo normal de quejas por el lanzamiento de petardos y cohetes.

Son algunos ejemplos de los múltiples servicios en que intervinieron los efectivos de los servicios de emergencia. No obstante, gran parte de ellos destacó que «la guardia ha sido bastante tranquila por ser Nochevieja y por suerte no ha pasado nada grave».