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EFE-NICOSIA
El peor desastre aéreo de la historia reciente de Chipre se cobró la vida de 121 personas que viajaban en un avión con un historial de problemas técnicos como el que al parecer ayer, domingo, causó la tragedia.

El aparato, un boeing 373/800 de las líneas aéreas chipriotas «Helios», se precipitó en la zona de Gramatiko, unos 60 kilómetros al noreste de Atenas, escasas tres horas después de que despegara del aeropuerto de Larnaca.

Según las investigaciones, el accidente fue producto de un fallo en el sistema de refrigeración de la cabina, que causó la muerte por asfixia o congelación al piloto y al copiloto, además de la mayoría de los pasajeros.

«No podemos hacer conjeturas. Los indicios que ahora tenemos nos llevan a pensar que fue un fallo técnico, pero las investigaciones aún prosiguen», dijo el director de la oficina de Información de la Presidencia del país, Marios Karoyan, en respuesta a si se trataba de un atentado terrorista.

La teoría se apoya en el testimonio de los dos cazabombarderos griegos que se situaron junto al avión pocos instantes antes del siniestro, y el mensaje telefónica de despedida enviado por uno de los pasajeros a un amigo.

De acuerdo con su relato, cuando llegaron a la altura del Boeing siniestrado, alquilado por «Helios» a la compañía egipcia de bandera «Egyptair», el capitán de la nave, de nacionalidad alemana, no estaba en su puesto, el copiloto, greco-chipriota, yacía sobre el asiento y las máscaras de oxigeno se bamboleaban en el techo.

El mensaje telefónico de un pasajero informaba al receptor de que «hace mucho frío en el avión, estamos congelados», y concluía con un significativo «Adiós amigo».

Además, otros dos indicios -la última comunicación del piloto con la torre de control en Larnaca y el historial técnico del aviónayudan a sostener que no se trató de un sabotaje.