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EMILIO LÓPEZ/PEP MATAS
Los vecinos de Son Espanyolet que lentamente se iban acercando a la calle Morlà 17, no daban crédito a lo sucedido. Según diversos testimonios del bloque de viviendas, Ligia, Carolina y Samantha se habían trasladado hacía tan sólo tres semanas a la vivienda, después de que los anteriores inquilinos la pusieran en venta. En el buzón del piso 3ºC figuraban los nombres de las tres víctimas y el de Pablo Riquelme, que también vivía en el domicilio. No obstante, un vecino asegura que «desde hacía algunos días se había mudado a otra casa que tiene en el barrio». Según este vecino, tomó esta decisión debido a que dos de sus cinco hijas naturales, de un anterior matrimonio, estaban en Palma para pasar el verano.

Durante la jornada de ayer, Pablo Riquelme tuvo un día normal y abrió el taller de autolavado «Tennis», que puso en marcha hace unos 15 años en la calle Son Espanyolet, precisamente en la misma manzana en que se encuentra la vivienda donde sucedieron los hechos.

Riquelme atendió a sus clientes durante toda la mañana y al mediodía comió en el bar restaurante «La Tronera» en compañía de sus dos hijas, a las que compró un par de helados. Sobre las 14.00 horas se fue al cercano bar «Miramar» y se tomó un café con un compañero. Acto seguido, subió a casa y fue entonces cuando avisó a su amigo policía.