María Àngeles Madero, viuda del hombre atropellado por
«Farruquito», dijo ayer que no ha visto en el bailaor ningún tipo
de arrepentimiento sino «a un artista que interpreta muy bien su
papel», y por ello pidió a la juez «una sentencia justa que me
permita salir a la calle tranquilamente». La tercera jornada del
juicio contra Juan Manuel Fernández Montoya, «Farruquito», por el
atropello mortal de Benjamín Olalla, de 35 años, tuvo ayer un
desarrollo inesperado, pues la defensa del bailaor, que había
pedido la declaración de la viuda, renunció a ella en el último
momento.
Ello provocó el enfado de María Angeles Madero, que al estar
citada como testigo no había podido presenciar los tres primeros
días de juicio desde el interior de la sala. La viuda es miembro
activo de una asociación que lucha para endurecer las penas por
accidentes de tráfico y dijo a los periodistas, a su salida de los
juzgados, que no ha visto ningún arrepentimiento en el acusado ni
se cree el alivio que dijo sentir al confesar a la policía el
atropello y su posterior huida, pues «se lo podía haber evitado
cuando lo dejó tirado en la carretera».
Los policías que detuvieron al bailaor el 27 de marzo de 2004,
seis meses después del accidente y tras haber intentado acusar a su
hermano menor de edad, dijeron ayer a la juez que «Farruquito»
confesó abiertamente porque «estaba deseando librarse de aquel peso
que le aplastaba».
Según estos agentes, nada más abrir la puerta de su vivienda el
artista les dijo que les estaba esperando porque «su corazón le
decía que en cualquier momento vendría la policía». Los dos agentes
desmintieron al tribunal lo afirmado por «Farruquito» el primer día
de juicio, ya que «en ningún momento le gritaron, presionaron ni
amenazaron con acusarle de tráfico de drogas».
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