Imagen del último accidente mortal registrado en Palma hasta la fecha. La víctima fue una motorista de 20 años.

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El estudio premiado a nivel nacional se basa en los datos obtenidos a partir del análisis de 50.173 atestados policiales, 74.193 conductores, 90.400 vehículos, 6.210 pasajeros y 4.238 peatones. Entre las conclusiones destaca que el 93,5% de los conductores fallecidos en accidente de tráfico entre 1991 y 2003 eran hombres, y que el 74% de la cifra total de víctimas mortales iba en vehículos de dos ruedas (motocicletas, ciclomotores y bicicletas).

Constantino Lorenzo Morey, el autor del informe, ha invertido casi tres años en analizar y dar forma a los datos que manejaba. Su trabajo en la Policía Local de Palma le ha servido para acceder a toda esa base de información. Luego, desde su prisma de psicólogo y de experto en accidentes de tráfico, ha aportado al estudio una serie de recomendaciones para rebajar la siniestralidad urbana. Un punto interesante de su trabajo es el que aborda la problemática de los conductores reincidentes. Un 16,8% (es decir, 12.471 conductores de los 74.193 analizados) ha protagonizado más de un altercado vial en los últimos años, y eso sin contabilizar las colisiones en carreteras y los partes amistosos, por lo que la cifra posiblemente superaría el 25%. Para Constantino, es necesario trabajar sobre ese grupo de riesgo para cambiar sus hábitos de conducción.

En el apartado de las causas, el exceso de velocidad aparece en un tanto por ciento muy elevado. No respetar la señal de stop, derrapar, invasión del carril izquierdo o indisposición del conductor, son otros de los factores que se reflejan en los primeros puestos de la lista. En este sentido, una solución posible, para el experto palmesano, sería «evitar tramos rápidos en vías urbanas con reductores de velocidad y un mayor control policial». El alcohol, como suele ser habitual, también aparece en el informe de Constantino, pero desmonta ciertos estereotipos. Los conductores noveles de 18 años no son los más peligrosos y, de hecho, sólo un 0,9% iba bebido cuando sufrió un accidente. Por contra, entre los conductores de 35 y 36 años la cifra se dispara al 11,6%. Constantino propone dos medidas contra la ingesta de alcohol: una preventiva, con campañas a primera hora de la noche; y otra represiva, con controles a altas horas de la madrugada.

Pero no todo puede ser mano dura y el experto policial aconseja, también, «realizar de manera constante y reiterativa campañas en centros educativos de enseñanza secundaria y establecer cursos formativos dirigidos a los conductores responsables de provocar accidentes de tráfico».