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El accidente ocurrió poco después de la una de la madrugada, en un edificio de la calle Santa Florentina esquina con Indalecio Prieto, junto al bar Salaito.

Algunos vecinos escucharon alboroto procedente de un segundo piso (que en realidad es un tercero porque la finca tiene planta baja) y cuando se fijaron en la ventana vieron cómo la víctima se asomaba y profería gritos. Al parecer, mantenía una discusión doméstica con su esposa, que había bajado a la calle con su hija. El estado de ansiedad del varón, que se llama Curro, fue en aumento y asomó parte del cuerpo por la ventana, hasta que perdió el equilibrio y se cayó desde unos siete metros de altura. «Estaba discutiendo y de repente sacó una pierna como si quisiera descolgarse hasta el piso de abajo. Luego se precipitó y quedó tendido sobre la acera, lleno de sangre», contó Juan Carlos, uno de los testigos, de 21 años.

La primera persona que corrió a auxiliar al herido fue la esposa, que rompió a llorar y tuvo un ataque de nervios. Otros vecinos también se dirigieron rápidamente hasta la esquina de Santa Florentina, para interesarse por el estado del accidentado. Una ambulancia del 061 llegó en pocos minutos a Son Gotleu, al igual que una unidad de la Policía Nocturna del cuartel de San Fernando. El caso, finalmente, pasó al Cuerpo Nacional de Policía, que envió a dos dotaciones hasta aquella calle. La víctima, que se encontraba aturdido por el fuerte golpe que recibió en la cabeza, fue estabilizado por los sanitarios sobre la acera.

Antes de trasladarlo hasta Son Dureta comprobaron si había sufrido fracturas de huesos o lesiones de médula, y a su llegada al hospital quedó ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Un portavoz sanitario explicó, por la mañana, que su pronóstico es reservado dentro de la gravedad y que los facultativos están pendientes de su evolución. La noticia de la caída del vecino de Son Gotleu fue ampliamente comentada ayer en aquella barriada. En la acera, en el tramo donde cayó, todavía había manchas de sangre.