TW
0

«ETA me ha encargado un trabajo: llevarte a un descampado y pegarte dos tiros. Te vigilamos desde hace tiempo; sabemos dónde vives, quiénes son los miembros de tu familia y los lugares que frecuentas». El autor de estas frases no es un conocido y peligroso miembro de la banda terrorista, sino un delincuente de origen gallego llamado Diego Barrera. Y la víctima a quien amenazó haciéndose pasar por etarra era una mujer que acababa de hacer la compra, y a quien mantuvo secuestrada en compañía de su hija durante una interminable tarde. A lo largo de la misma, Barrera condujo a sus víctimas por media Palma hasta que fue detenido por varios vigilantes de seguridad.

Los hechos se produjeron el 13 de octubre de 2004. Sobre las 17.00 horas, Barrera intentó un primer asalto a otra conductora, aunque en el preciso momento en que iba a meterse en su coche, el semáforo se puso en verde y la mujer pudo escapar.

Tras esta fallida intentona Barrera fue hasta el aparcamiento del «Carrefour» de la calle General Riera, donde abordó un vehículo ocupado por una madre y su hija, de seis años. Tras ocupar el asiento del conductor, Barrera se identificó como miembro de ETA, asegurando que tenía «suficiente armamento para volar todo el recinto comercial». El hombre las amenazó de muerte varias veces y les aseguró que debía ir a Santa Ponça, por lo que arrancó a gran velocidad y tomó la Vía de Cintura en dirección Andratx. Sin embargo, tras una breve conversación la madre le dijo que, si lo que quería era dinero, podían dirigirse nuevamente hacia Palma. El secuestrador aceptó y se encaminó hacia el centro comercial de Portopí. Una vez allí aparcaron y se dirigieron a un cajero, del que sacaron 200 euros.