Los cadáveres de las ovejas ocupaban todo el suelo del corral, en un panorama desolador. Fotos: JOANA PÉREZ

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E. LÓPEZ VERDÚ/G. PICÓ
De día, Llorenç Bauçà trabaja como camarero en una cafetería de Manacor. De noche, sigue el oficio de su padre desde hace 14 años y se encarga de cuidar sus dos rebaños de ovejas en la finca de Son Barceló, en Algaida. El viernes por la tarde, sin embargo, se encontró con un panorama dantesco: unos 70 animales estaban muertos en el interior del corral y otros 30 se encontraban malheridos, con grandes mordiscos en el cuello. Las ovejas habían sido atacadas por un grupo de perros, que no habían dejado ni a una sana.

Al parecer, en los últimas semanas los ataques han sido frecuentes en la zona. Hace justo un mes, a Llorenç le mataron nueve ovejas de otro rebaño de 80 animales, por lo que decidió dividir el rebaño en dos grupos, una iniciativa que ha impedido que el ataque masacrara a todos sus animales.

«Nadie se explica por dónde han entrado los perros», comentaba ayer Llorenç, quien indicó que el recinto estaba perfectamente vallado hasta una altura de casi dos metros. «El único agujero que hemos encontrado está junto a la cañería del agua y es muy pequeño, parece muy difícil que hayan podido entrar por allí», indicó.

Tras el ataque Llorenç llamó a veterinarios de la asociación ADF, y éstos le han confirmado que deberá sacrificar al resto de animales ante el peligro de que puedan contraer la rabia, por lo que perderá por completo el rebaño. Precisamente el próximo miércoles un tratante debía visitar la finca para comprarle unos 70 corderos, que iba a vender a un precio de 60 euros por animal, con la consiguiente pérdida económica de unos 4.200 euros. «Me dejo 20 horas al día en dos trabajos y me lo quitan todo así, de repente», señalaba ayer Llorenç, que denunciaba su situación de desprotección ante las instituciones. Según aseguró, desde el Govern le han negado cualquier tipo de ayuda económica y tampoco le han aportado solución alguna para enterrar las ovejas o incinerarlas en Son Reus.

Un miembro de Natura Park se desplazó a la finca para ver qué se podía hacer con las ovejas muertas, aunque finalmente los animales serán enterrados en una finca del dueño de las tierras donde pacen las ovejas.