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Un cuchillo con restos de sangre hallado por un empleado en el lavabo de un restaurante barcelonés podría ser el arma presuntamente utilizada por Pedro Jiménez en el asesinato de las dos jóvenes policías del barrio de Bellvitge, caso que ha reabierto el debate sobre los permisos penitenciarios.

El arma, con una hoja de unos 15 centímetros de longitud, fue hallada al lado de unas zapatillas del mismo número que calza Jiménez dentro de una bolsa escondida en la cisterna de uno de los lavabos del restaurante La Oca de Barcelona.

Un empleado de este establecimiento encontró estos efectos cuando procedió a revisar la cisterna a instancias de un cliente habitual que la tarde anterior había advertido que perdía agua.

Pedro Jiménez, de 35 años, fue trasladado ayer por la mañana desde el cuartel de la Guardia Civil de Girona, donde fue detenido, hasta la comisaría de los Mossos de L'Hospitalet. En las dependencias policiales el presunto homicida pidió ser reconocido por un médico, por lo que fue conducido hasta un centro sanitario donde se le realizó el chequeo.

Durante todo el día de ayer los Mossos interrogaron a Jiménez sobre algunas de las circunstancias en las que se produjo el crimen. Ya por la noche, Jiménez comenzó a declarar en la comisaria de L'Hospitalet de los mossos d'esquadra, en presencia del abogado de oficio que se le ha asignado. El presunto asesino podría pasar mañana domingo a disposición del juzgado de instrucción.

Por otra parte, más de 2.000 personas asistieron ayer por la tarde en Noceda del Bierzo (León) a los funerales por Silvia Nogaledo García, de 28 años. Una decena de compañeros de promoción de la joven esperaron la llegada del féretro que fue portado a hombros al interior de la iglesia de Noceda por seis de los agentes de la Escuela de Formación de Avila.