Los niños se lo pasaron en grande en el simulacro, refrescándose con el agua que lanzaba un bombero. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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Los niños del Colegio Público Gabriel Alzamora de Palma se lo pasaron ayer «en grande» cuando, de manera sorpresiva sonaron las alarmas de incendio. Los profesores comenzaron el desalojo de las aulas, tranquilos al saber que trataba de un simulacro de incendio.

Los pequeños obedecieron las órdenes que se les iban dando, unos con sonrisas en los labios pero todos en fila india y siguiendo las indicaciones de los mayores. En el centro había una columna de humo y los pequeños fueron llevados hasta la cercana Plaça Llorenç Bisbal, mientras que efectivos del Cos de Bomberos daban vida al simulacro con sus mangueras y equipados para la ocasión. Poco después, cuando se dio por acabado el simulacro, los pequeños regresaron de manera ordenada al centro.

De nuevo sonrisas y alguna que otra travesura. Sobre todo cuando se les acercaron los bomberos y algunos de los pequeños quiso ser refrescado del calor que imperaba a aquella hora. El simulacro se inició a las doce del mediodía y fue calificado como una experiencia positiva, y una medida de prevención eficaz ante un caso real, que nadie espera ni desea que ocurra.