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La joven marroquí que el pasado lunes recibió una paliza de su esposo por la que tuvo que abortar, aseguró ayer que estaba sometida a maltratos desde el pasado mes de enero, fecha en la que se casó. La joven ya había contraído matrimonio oficialmente hace un año a través de un trámite notarial, aunque el rito no se celebró hasta enero de este año, fecha a partir de la cual iniciaron su verdadera convivencia en la barriada de Son Gotleu.

La mujer ha expresado su intención de divorciarse, una petición que según Garrido, contará con todo el apoyo de la asociación. «Presentaremos una instancia ante el consulado de Marruecos en Barcelona, aunque sabemos que será muy complicado», explicó la presidenta de AIRCIB. El divorcio supondría la expulsión de España del presunto agresor, quien depende de su mujer para obtener la residencia en nuestro país, al estar ella legalizada y él no.

Según explicó la presidenta de la Asociación de Inmigrantes Residentes en la Comunidad de Baleares (AIRCIB), Enriqueta Garrido, hace 15 días tuvo constancia de que la joven sufría las agresiones, por lo que la intentó convencer de que presentara una denuncia. El marido llegó incluso a insultarla y amenazarla públicamente en un bar de Palma. La situación fue empeorando hasta que el pasado lunes la joven acudió a la asociación para denunciar una nueva paliza de su marido, que le produjo un moratón en la cadera. «Al ver el golpe le dije que no había que consentir más agresiones e insistí para que presentara una denuncia», comentó Garrido. La joven accedió y denunció la agresión a la policía el mediodía del lunes. Apenas unas horas más tarde, el marido se enteró de la noticia y le pegó la paliza.

La hermana de la víctima, que también está casada oficialmente pero que aún no convive con su esposo, también quiere obtener el divorcio. La joven asegura que su marido, residente en Barcelona, la amenaza por teléfono y la agrede en las ocasiones en que visita la isla.