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Manolo ve la luz al final del túnel. El preso mallorquín que lleva dos años y medio en una lúgubre y peligrosa cárcel de Guayaquil (Ecuador) podrá cumplir el resto de la condena en la prisión de Palma, después de que las autoridades de aquel país sudamericano hayan autorizado la extradición. En menos de tres semanas estará en Mallorca.

Según pudo confirmar ayer Ultima Hora, los responsables políticos ecuatorianos ya han firmado la orden de extradición de 30 presos españoles en penales de aquel país, entre los que se encuentra Manolo. La medida, con todo, no supone que el mallorquín vaya a quedar en libertad, ya que le quedan aún cinco años y medio de condena, pero los podrá cumplir en España, y en concreto en la penitenciaría de la carretera de Sóller. El hombre ya ha recibido la noticia y ha explicado a su familia que los días que faltan para que salga del infierno de Guayaquil «se le están haciendo eternos».

El portavoz de la familia, Julián Montada, es el principal artífice de la vuelta de Manolo a su tierra y ayer era, también, un hombre feliz: «Todavía estamos pendientes de que la consellería nos confirme la fecha de la llegada y algunos detalles más, pero sabemos que ya es oficial en Ecuador que Manolo y otros 29 presos españoles regresan». Para Montada, lo más importante es que «su familia podrá visitarlo en Palma siempre que quiera, y eso para ellos no tiene precio. Han estado sometidos a mucha presión y ahora por fin, dos años y medio después de su detención, empiezan a recobrar el ánimo».

La novia de Manolo, María Antonia Rodríguez, llegó hace unos meses a Palma, lo que supuso otro revés moral para él, ya que la pareja se veía cada semana y se daba ánimos mutuamente. Cuando el mallorquín se quedó sólo su procurador multiplicó los contactos y gestiones para conseguir que siguiera el mismo camino que su compañera, aunque en los primeros momentos las autoridades ecuatorianas se mostraron poco colaboradoras con las posibilidad de una extradición a España.