Los olivos centenarios son ejemplares muy codiciados y su precio ronda los 6.000 euros.

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Los ladrones de olivos centenarios se hacen pasar por empleados de empresas de jardinería y utilizan un camión y una grúa para arrancar los árboles de la tierra, según ha podido saber este periódico de fuentes de la investigación.

Uno de los afectados, un vecino de sa Ràpita, ya interpuso en marzo una denuncia por el robo de varios de estos olivos, cuyo precio por unidad puede ascender a 6.000 euros, y de momento la Guardia Civil ha abierto una investigación pero no ha practicado detenciones. En ese caso, los ladrones aprovecharon que la finca se encontraba deshabitada en invierno y trabajaron a sus anchas, incluso ante la mirada de algunos vecinos que pensaban que se trataba de jardineros profesionales. Forzaron la barrera de acceso y luego, desde la calle, colocaron un brazo mecánico que fue extrayendo uno a uno los olivos centenarios. La grúa las depositó en un camión, que posteriormente abandonó esa urbanización en dirección desconocida.

El asalto fue descubierto días después y también se comprobó que durante el robo los delincuentes habían perpetrado daños de consideración en la casa. Sin embargo, ése no ha sido el único robo de oliveras centenarias o de árboles mediterráneos de especial valor. En otras posesiones de la Isla también han sido arrancados estos ejemplares y ahora se está investigando si se trata de una sola banda o, por el contrario, existen más «falsos jardineros» dedicados a esta actividad ilícita.

Los ladrones de olivos tienen un mercado limitado, ya que no hay mucha gente dispuesta a pagar cantidades tan elevadas por piezas sustraídas, pero cuando han arrancado el árbol suelen venderlo con relativa facilidad. El precio varía según el estado del olivo, su tamaño y, también, su antigüedad, pero puede oscilar entre los 3.000 y los 6.000 euros por unidad.

El gran problema con el que se enfrentan los investigadores consiste, primero, en localizar el olivo y luego en confirmar que se trata de una pieza sustraída. «Si roban uno de esos árboles centenarios en Campos, por ejemplo, y luego lo plantan en Valldemossa, es muy difícil que nosotros lo sepamos. Y si encima llegamos hasta la finca ¿cómo podemos confirmar que es el olivo que buscamos porque ha sido denunciado por robo?», planteó un miembro de la Benemérita consultado.