Casi ningún vecino se había enterado ayer tarde que Pedro José Iglesias García En el vecindario donde ocurrió ayer esta tragedia se respiraba un ambiente muy tranquilo. Foto: A. SEPÚLVEDA

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G. PICÓ/J.F.MESTRE
Una riña familiar en un domicilio de la calle Fornaris, en el Polígon de Llevant, de Palma finalizó en tragedia. Una joven de 20 años de edad asestó 30 puñaladas a su padre, llamado José Iglesias García, de 56 años, que falleció en el acto. La presunta homicida, identificada como Lucía I.E., fue detenida por una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía poco después de cometer el brutal crimen.

Ninguno de los vecinos y conocidos de la víctima pensó que la presencia de una ambulancia y varios policías en la puerta fuese debido a una muerte violenta. Agentes del Grupo de Homicidios inspeccionaron el lugar del crimen y poco después el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Palma, Juan Ignacio Lope Sola, ordenó el levantamiento del cuerpo. «El hombre estaba enfermo, venía de trabajar y al ver la ambulancia pensé que se había puesto peor y se lo llevaban al hospital, hice la comida y me marché de nuevo, nadie me dijo nada y al llegar por la noche me enteré de que había pasado algo más grave», afirmó la vecina del primer piso. El matrimonio llevaba más de diez años viviendo en el tercer piso de la finca que está a la altura del número 20 de la calle Fornaris, paralela a la calle Manacor, en el Polígon de Llevant. Tenía tres hijas, una de ellas casada y con un hijo de unos nueve años. Dos vivían con sus padres en la vivienda. Según las primeras hipótesis, sobre las dos del mediodía el padre y su hija empezaron a discutir. En ese momento también estaba en la vivienda la madre, Francisca E.R.. El padre intentó agredir a una de las dos mujeres. En un momento de la disputa, la hija cogió un cuchillo y apuñaló a su padre. Poco después se personó en el lugar de la tragedia una ambulancia cuyo facultativo sólo pudo certificar la muerte de Pedro José Iglesias. «Ya está, ya está, decía la joven mientras su madre lloraba muy fuerte», indicó Norie Bartolomé, la vecina de enfrente que en esos momentos estaba haciendo la comida y «como mi ventana da a la suya se oía todo».