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EFE-CAMBERRA
Al menos cuatro personas han muerto y unas 400 casas han ardido en los incendios que, avivados por fuertes vientos, consumen desde varios frentes la periferia de la capital australiana. Equipos de bomberos, de la policía y voluntarios trabajan con excavadoras para levantar barreras de protección que salven a Camberra del peor incendio vivido desde su fundación, en 1913. «He estado en un montón de escenarios dejados por las llamas durante mi mandato como primer ministro (que empezó en 1996) y antes, y este es, con mucho, el peor», declaró el primer ministro del país, John Howard.

El gobernante acortó sus vacaciones del verano austral para trasladarse a la capital del país y transmitir sus condolencias a los familiares de las víctimas y manifestar su solidaridad con los damnificados. Algunos australianos lo han perdido todo, el fuego consumió su casa y sus pertenencias. La tragedia comenzó anteayer por la tarde cuando las llamas que ardían en el parque nacional de Namadgi, favorecidas por el viento, rebasaron las líneas de contención y llegaron a los suburbios de Camberra. Cruzaron plantaciones de pinos y llegaron hasta la zona urbana bajando con fuerza a través de las calles y llevándose por delante las construcciones, un estrago que las autoridades calculan costará millones de dólares.