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Xavier Bassa y Joan Casals, los dos supuestos ideólogos del secuestro de Maria Angels Feliu, han admitido la posibilidad de que, alguna vez, hiciesen comentarios sobre un posible rapto pero han subrayado que sólo se trataron de «bromas y fantasías» sobre cómo salir de sus apuros económicos. Bassa y Casals, para quienes el fiscal pide 20 años de prisión mientras que la familia Feliu no los acusa, han sido los primeros de los ocho procesados en declarar en el juicio iniciado ayer en la Audiencia de Girona por el secuestro de la farmacéutica de Olot.

Ambos han negado de forma categórica su participación en los hechos y Casals ha culpado de su implicación en la trama a su delator, su ex socio Francisco Evangelista, de quien ha dicho que es un «mal elemento y miente», además de culparle de gran parte de sus males económicos. Preguntado por si alguna vez propuso a alguien secuestrar a una persona adinerada, él ha respondido que «cabe la posibilidad de que alguna noche de copas se hiciese ese comentario, pero yo no lo hice, lo hizo Evangelista».

«Jamás hubo comentarios en plan serio de hacer un secuestro», ha declarado Casals, y si se hizo, «fue una broma». A Casals le encontraron unas notas sobre la planificación de un secuestro pero él ha dicho que formaban parte de un proyecto para escribir un libro. «Pensé en escribir un libro e hice notas de mil argumentos que luego tiré a la basura», ha afirmado. Nunca, según su versión, hizo notas para secuestrar a una farmacéutica de Olot, ciudad que visitaba en la época del secuestro por trabajo y para ver a su hijo tras separarse de su mujer hasta que fue detenido en noviembre de 1993. Durante la instrucción del caso dijo que hizo aquellas notas por un «ataque de celos».