Ha estado durante 15 días sin comer ante la Audiencia. Foto: J.F.M.

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«Ya no puedo aguantar más el dolor y me veo obligada a abandonar la huelga de hambre». Tras pasar quince días a la interperie, sentada en una silla de ruedas frente al Palacio de Justicia, pasando frío, calor e incluso un intento de atraco, Isabel Arcos dio ayer por concluido su acto de protesta. La mujer inició una campaña para denunciar que pese a que sufre una enfermedad degenerativa en la columna vertebral, amén de otras lesiones, la Seguridad Social le ha denegado la invalidez y esta decisión fue después ratificada por los tribunales».

«Aunque su acto de protesta no haya servido prácticamente de nada, Isabel se marcha satisfecha con el apoyo que ha recibido de la gente: ha recogido más de 1.500 firmas de solidaridad. «El frío de la noche ha calado en mis huesos y me encuentro muy mal. Tengo mucho dolor», señaló ayer la mujer, que afirmó que «me retiro de aquí, pero me marcho sin que se me haya hecho justicia».

La única satisfacción moral que acompañará a esta mujer es la cantidad de personas que se han acercado a ella por conocer lo que le estaba pasando y cúal era el motivo de esta drástica postura. «Creo que esta protesta ha servido para ayudar a otras personas para que luchen por sus derechos. Muchas personas han pasado por delante de mí, y me han ofrecido ayuda, incluso monetaria. No busco dinero, sólo justicia».

Isabel Arcos se siente frustrada por la postura de la Administración sanitaria, que en su momento se negó a aceptar su dolencia médica, pese a los informes de los especialistas que afirmaban que sufría una enfermedad degenerativa e incurable. «Todo este sufrimiento que he sufrido durante estos días debe servirle a la Seguridad Social para que antes de sentenciar a una persona enferma, los responsables lean bien los informes médicos que se les presenta».