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Manuel Moles Medina entró en el pub Yelow, en la calle Coconat, a las seis de la mañana del sábado, acompañado de dos hombres. Uno era un ex empleado de su empresa, Antonio P.G., de 49 años, y el otro, un gitano de 38 llamado José María F.C. En el local, que abre de las 6.00 a las 10.00 horas, había otros clientes y el trío se hizo un hueco en la barra, donde consumieron algunos whiskies.

Hasta ese momento nada hacía presagiar el fatal desenlace adelantado ayer por Ultima Hora , pero una hora después, cuando los protagonistas seguían en el pub, José María F. se enfureció y supuestamente comenzó a golpear al pintor de brocha gorda. El agresor, de gran tamaño y corpulencia, al parecer contó con la ayuda del otro acusado, y en pocos segundos una «lluvia» de golpes cayó sobre el empresario, que no pudo defenderse y se desplomó. Cuando trataban de levantarle perdió su camisa, un detalle en apariencia sin importancia pero que a la postre fue de gran valor para determinar que Moles no se había caído, sino que había sido apaleado.

Los clientes del Yelow intentaron separar a los dos hombres del pintor, pero al menos en tres ocasiones Moles fue golpeado, sobre todo en la cabeza. Cuando alguien llamó a una ambulancia Antonio P. y José María F., quizás pensando que llegaba la policía, salieron corriendo a la calle y se esfumaron. El empresario granadino, de 47 años, fue evacuado en estado crítico al PAC de Capdepera, y de ahí al Hospital de Manacor, donde un TAC detectó lesiones gravísimas en la cabeza. Finalmente quedó ingresado en Son Dureta, donde murió tras dos días en coma. El caso podría haber pasado por un accidente, salvo por dos detalles que llamaron la atención de los investigadores: uno fue el resultado de la autopsia, que desveló que Moles presentaba golpes en el occipital derecho e izquierdo (que no se podría haber producido en una caída), y el otro fue que el pintor nunca habría entrado en un pub descamisado, ya que se trataba de una persona que siempre iba muy acicalada y cuidaba su aspecto.

Así pues, los agentes del cuartel de Artà y la Policía Judicial de la Guardia Civil abrieron una investigación y tomaron declaración a los clientes del local, que fue definitivo para determinar que Moles había sido agredido casi hasta la muerte. El siguiente paso fue buscar a los presuntos autores: José María, que cuenta antecedentes por violencia doméstica y agresión a agentes de policía, fue identificado casi al principio como uno de los sospechosos y ayer por la mañana, a primera hora, la Policía Local de Capdepera procedió a su detención cuando salía de su casa, en aquella localidad. El hombre implicó en su declaración a Antonio, un ex empleado de Moles, que fue arrestado horas después.

La noticia del homicidio fue ampliamente comentada ayer en Cala Rajada, donde tanto el fallecido como uno de los sospechosos (el gitano apodado «Perejil») son muy conocidos. Pepe, el responsable del bar Los Amigos y una de las personas más cercanas al pintor, contó a este periódico que «el día antes estuve con él y quedamos en vernos el sábado. No vino y me extrañó, pero pensé que tenía trabajo. En la empresa las cosas le iban bien y tenía 14 empleados. Últimamente quería comprar una finca y estaba muy ilusionado. Era una gran persona y todos sus amigos estamos muy afectados». El pintor fue enterrado ayer en Capdepera aunque de momento subyace una duda: ¿Por qué se ensañaron con él?