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Pablo Campos Maya, el traficante de La Soledat detenido el pasado miércoles en Málaga tras permanecer fugado de la Justicia durante casi cinco años, había estado negociando su entrega con los jueces y la Fiscalía de Palma. «El Pablo», según confirmaron a este periódico fuentes próximas al caso, se había mostrado dispuesto a entregarse sin condiciones, si bien antes debía solucionar unas cuestiones familiares. Sin embargo, esta propuesta no se tomó muy en serio ni entre los jueces ni en la Fiscalía, ya que se sabía que más tarde o más temprano el traficante de drogas sería detenido y regresaría a prisión, donde debe cumplir casi 30 años por dirigir una organización que se ha dedicado durante años a la distribución de sustancias estupefacientes en la barriada de La Soledat.

El narcotraficante continuó dirigiendo su grupo desde la prisión de Valencia, donde ingresó para cumplir una condena de 14 años de prisión, y desde donde, incomprensiblemente, le concedieron el tercer grado penitenciario (que le permitía salir de la cárcel y volver sólo a dormir de lunes a jueves) a los pocos meses de su ingreso. Esta situación, denunciada desde que se conoció su fuga, no fue nunca investigada, y no se tomó medida alguna contra el responsable de esta decisión.

Pablo Campos pasó la noche del miércoles durmiendo en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga. Ayer estaba previsto que pasara a disposición del juez, si bien se trata más bien de un trámite burocrático porque al traficante se le comunica que existe una orden de búsqueda y captura contra él, y por tanto se ordena su ingreso en prisión. En esta presentación ante el juez el detenido no presta declaración. Sin embargo, las mismas fuentes han confirmado a este periódico que «El Pablo», no ingresará en la prisión de Mallorca, pese a que la Audiencia de Palma había ordenado su detención. El traficante será trasladado a la cárcel de Picassent, en Valencia, de donde el individuo se había fugado aprovechando un permiso de varios días.

Su fuga se ha prolongado durante casi cinco años. Sin embargo, no se marchó sólo, lo hizo acompañado de su mujer, Francisca María Fernández Carmona, y sus cuatro hijos. Ni la mujer ni los hijos han sido todavía localizados, aunque se busca a la esposa porque había sido condenada a nueve años de prisión y debía ingresar en la cárcel. Además, se fugó días antes de que se le comunicara su procesamiento por otro sumario por tráfico de drogas. «El Pablo» ha circulado durante este periodo de tiempo por todo el territorio español con documentos falsos que obtuvo en Marruecos.