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La historia de este asunto se remonta al cinco de julio de 1991, cuando se procedió por parte de funcionarios del Juzgado de Instrucción número uno de Manacor y efectivos de la Guardia Civil a la entrada y registro en el club Villamiel, que entonces regentaba Andrés Escribano. En aquellas fechas la titular del juzgado era Carolina Herencia. En el transcurso de la operación se intervinieron gran cantidad de joyas, dinero, cheques y otros objetos de valor. Ahora, transcurridos once años, Andrés Escribano, a través de su abogado, ha entregado un escrito en el que promueve un expediente de responsabilidad patrimonial 'por el anormal funcionamiento de la administración de Justicia'.

El escrito está dirigido al Ministerio de Justicia y se solicita que después de los trámites legales pertinentes se dicte una resolución en la cual se admita la responsabilidad patrimonial del Ministerio, y acuerde indemnizar en la suma de un millón de euros. En el escrito se relata que el registro en el local se llevó a cabo 'de una manera salvaje'. Las joyas intervenidas se valoran en varios millones de pesetas, a los que hay que añadir cheques al portador y otros bienes. El 15 de junio de 1994 se dictó un auto de sobreseimiento de la causa, y se acordó la devolución de lo intervenido. Pero varias de las piezas - entre ellas las de más valor económico -, que debían estar bajo la custodia del juzgado, no han aparecido. El doce de enero de 1995 se procedió a la entrega de parte de las joyas a la mujer de Andrés Escribano, y en el documento oficial se reseñaba la falta de algunas, así como la falta de identificación de otras.

Tres días después el Juzgado de Instrucción número Uno, cuyo titular ya no era Carolina Herencia sino el juez Frígola Castellón, acordó librar testimonio de particulares al juzgado de guardia para depurar responsabilidades. El 15 de diciembre del mismo año se llevó a cabo la apertura de la caja fuerte en el BBV. Había una bolsa con objetos que tanto Escribano como su esposa acreditaron como propios y que no fueron reseñados en la diligencia de entrada y registro, y que todavía no han sido devueltos. También, según el escrito, en la bolsa faltaban joyas y objetos que sí fueron reseñados. El testimonio de particulares desencadenó la apertura de diligencias previas por parte del Juzgado número cuatro donde todavía siguen. Después de nuevas diligencias en las que se han ido entregando parte de las joyas y se han ido reclamando otras, a fecha de hoy, después de practicadas las declaraciones de los funcionarios y de guardias civiles, nadie es capaz de dar una explicación razonable de lo ocurrido.