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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS Los inspectores de Aviación Civil han iniciado una investigación para determinar las causas por las que el vuelo 306 entre Barajas y Son Sant Joan acabó en tragedia. Los técnicos se desplazaron ya de madrugada al escenario de la colisión, en la pista sur del aeropuerto mallorquín, y realizaron un reportaje fotográfico de cómo quedó la avioneta. Además, examinaron los restos y la trayectoria, entre otros factores, para tratar de reconstruir los últimos segundos de vuelo del SW3. Poco después del siniestro comenzó a llover de forma copiosa y se levantó un viento intenso, pero AENA descartó que las condiciones atmosféricas hubieran originado el siniestro.

Los técnicos, pues, se centran ahora en concretar si el origen de la caída fue un fallo técnico del aparato o si, por el contrario, fue motivado por alguna impericia de los tripulantes. El carguero ha sido trasladado a un hangar para que los especialistas puedan inspeccionar sin problemas la cabina y los restos, en busca de indicios. Lo que parece claro es que César Bores y Víctor Roca no tuvieron tiempo de comunicar los problemas a la torre de control, que autorizó el aterrizaje y no volvió a tener noticias del aparato hasta que se estrelló. Personas del entorno de la compañía Tadair, que ayer llamaron en distintas ocasiones a la redacción de este periódico, especularon con la posibilidad de que el bimotor de carga hubiera ido sobrecargado.

En la página web de la empresa con sede en Sabadell se asegura que se pueden transportar cargas de hasta 2.000 kilos y que «en sólo 60 minutos desde su aviso podemos tener un avión listo para despegar con su mercancía hacia cualquier punto de España o Europa». El espacio en la red añade que «la inmediata disponibilidad y flexibilidad hacen de nuestro servicio la solución ideal para las expediciones urgentes que no encuentran respuesta en los horarios y destinos que ofrecen las compañías aéreas regulares». La base de operaciones de Tadair está en el aeropuerto de El Prat.