Uno de los componentes del grupo era médico y fue quien decidió que era mejor no seguir avanzando. Foto: A3TV

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J.FRANCISCO MESTRE/M.V.
A primera hora de la mañana de ayer fueron rescatados sanos y salvos los siete excursionistas extranjeros que en la tarde del sábado habían quedado atrapados, sin la posibilidad de avanzar o retroceder, en sa Fosca, en Escorca. Debido a que todos eran deportistas experimentados y llevaban trajes especiales, no fue necesario trasladarles a un centro médico, puesto que al ser rescatados su estado físico era bueno, y sólo padecían síntomas de agotamiento.

El grupo de excursionistas, formado por cinco británicos, un holandés y una persona nacida en Nueva Zelanda, salió el sábado por la mañana, a primera hora, para realizar este complicado descenso del torrente del Gorb Blau. No era la primera vez que la mayoría de ellos realizaba este descenso, aunque las otras veces lo hicieron sin que bajara tanta agua por este paraje.

David Airons, un médico británico que formaba parte de este grupo, manifestó ayer que antes de iniciar la marcha solicitó a varios expertos si era posible atravesar el recorrido pese a que llevara tanta agua. «Me dijeron que se podía atravesar, pero que sería muy duro». El grupo era consciente de que sería complicado atravesar sa Fosca, por lo que uno de ellos le dijo a un amigo que si a las seis de la tarde del sábado no comunicaba con él, que avisara a los equipos de rescate, tal como así fue. Ya desde la tarde del sábado se inició el operativo de rescate, en el que participó los bomberos del Consell Insular, la Cruz Roja de Sóller y el equipo de montaña de la Guardia Civil. A las 4.30 de la madrugada los efectivos contactaron con los excursionistas, pero tardaron dos horas en poder llegar hasta ellos y rescatarles. El médico inglés, componente del grupo, explicó ayer a A3TV que apenas pudieron avanzar cien metros y fue cuando llegaron a una zona conocida como el puente natural se dieron cuenta que el caudal de agua que bajaba era tan fuerte que hacia muy difícil continuar el descenso. Además, en el primer salto varios de ellos perdieron las mochilas, con las correspondientes cuerdas, lo que añadía un plus de peligrosidad si decidían seguir. La decisión de parar y esperar a que les rescataran pudo salvarles la vida.