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En la mañana del pasado viernes día 25 de octubre un repartidor de correos dejó un sobre en el buzón de una finca de la calle Joan Massanet Moragues, en Palma. El sobre había sido enviado desde Barcelona por una empresa de telefonía. Pilar Orts, la persona a la que iba enviada la carta, la abrió el viernes por la tarde. Del sobre cayó una sustancia blanca y granuloso, que no logró identificar. La mujer se asustó porque pensó que podría tratarse de antrax, la bacteria que ya ha producido varias muertes en Estados Unidos.

Pilar avisó al teléfono 112. Varias dotaciones de la policía se presentaron en su casa. Uno de los agentes se colocó un traje especial, para protegerse ante la posibilidad de que se tratara de la bacteria, y entró en la habitación donde estaba el sobre. Lo recogió y lo metió en un recipiente cerrado. El siguiente paso fue decirle a la dueña del piso que fuera a una clínica y que no volviera a entrar en su vivienda hasta que no se analizar el sobre y se conociera su resultado.

A partir de ese momento Pilar Orts ha vivido un auténtico calvario. En primer lugar en la clínica sólo le querían tomar unas muestras nasales y no querían darle ninguna medicación. Tras su insistencia le recomendaron que tomara Baycip 500. El siguiente paso fue acudir al departamento de microbiología de Son Dureta. Allí nadie sabía nada, y le preguntaron dónde estaba el sobre. Según Pilar, en el hospital le dijeron que ellos no iban a analizar el sobre. Esa noche la mujer volvió a la policía y le dijeron que, en efecto, tenían el sobre y que el lunes (tres días después) lo enviarían a un laboratorio de la Península.

El resultado iba a conocerse 48 horas después, es decir, cinco días después haber estado en contacto con el sobre. Si estas previsiones ya de por si eran escandalosas, ayer jueves aún no se sabía qué sustancia era la que había dentro de esta carta sospechosa. La familia confía en que hoy pueda conocer los resultados de los análisis y por fin despejar la duda que ya dura una semana.