TW
0

Por segundo día consecutivo, aunque cambiando de zona, los 'butroneros' perpetraron otro 'golpe', en esta ocasión en una joyería de Cala Rajada, que fue casi desvalijada. La Joyería Fuster está ubicada en la calle Leonor Cervera de aquel núcleo turístico y ayer por la mañana, a primera hora, su propietario descubrió el robo. En una pared lateral los delincuentes habían abierto un boquete de pequeño tamaño, por el que se habían deslizado al interior del negocio. Por añadidura, la alarma no funcionó, por lo que todo fueron facilidades. «Se ve que tuvieron todo el tiempo del mundo; no sabemos por qué no saltó a alarma, pero no fue porque la desactivaran, ya que hoy funciona perfectamente», contó José Fuster Forteza, el dueño de la joyería.

«Entraron por la noche, a través de una obra que está aquí al lado y lo curioso es que ningún vecino escuchó nada», añadió el joyero, que aseguró que de momento se desconocía el valor de las piezas sustraídas: «Se llevaron las joyas de un mostrador, pero aún no sabemos el importe total». Fuentes de la investigación, por su parte, sí evaluaron la cuantía del botín y explicaron que éste podría superar los 4.000.000 de pesetas.

Durante más de una hora agentes de la Policía Judicial examinaron las dependencias de la calle Leonor Cervera en busca de indicios. Sin embargo, todo hace pensar que se trató de un robo 'limpio', en el que apenas dejaron pruebas inculpatorias. El 'butrón' en Cala Rajada se produce 24 horas después de que dos naves del polígono industrial de Marratxí fueran 'visitadas' de madrugada por esta banda, tal y como adelantamos ayer.

Desde principios de año se han registrado más de veinte 'butrones' en empresas, gasolineras y negocios de Mallorca, sobre todo en la zona de Calvià, Marratxí, Inca, Alaró y ahora Cala Rajada. Si se confirma que la autoría de todos estos asaltos es atribuible a la misma organización de hampones significaría que la llamada «banda del butrón» ha vuelto a reorganizarse, después de que hace algo más de un año la Guardia Civil consiguiera su desarticulación. La movilidad de los 'butroneros' y su forma de actuar los hacen casi invulnerables frente a las fuerzas de seguridad, tal y como han demostrado hasta el momentos y a pesar de los redoblados esfuerzos beneméritos.