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AGENCIAS-JERUSALEN
El número de víctimas mortales en el derrumbe de un salón de fiestas en Jerusalén ascendía ayer a 30, aunque las autoridades advirtieron que al menos otras 50 personas permanecían sepultadas bajo los escombros. La tragedia ocurrió la noche del jueves durante la celebración de una boda. Uno de los invitados a la fiesta estaba grabando el baile con una cámara de vídeo casero, cuando el piso cedió y centenares de personas se vinieron abajo, quedando todo grabado.

El siniestro, uno de los peores en los 53 años de historia de este país, según indicó el alcalde de la ciudad, Ehud Olmert, es investigado por especialistas en materiales de construcción dado que el edificio fue construido con un método similar a las viviendas prefabricadas conocido como «pal-cal», prohibido en 1998. Dicha técnica, avalada en su día por ingenieros del prestigioso Instituto Technión de Haifa, fue elaborada en los años ochenta como un método barato y rápido de construcción. Conforme a algunas versiones, en dichas obras se retiraron cuatro columnas que sostenían la pista de baile del salón de fiesta, que arrastró consigo a cientos de invitados de una boda que se celebraba en el lugar.

Las labores de rescate, que podrían continuar toda la semana, se hacen con lentitud debido a que el lugar no permite la entrada de maquinaria pesada por temor a que los restos del edificio que quedaron en pie se derrumben sobre los equipos de salvamento. Ayer, después del siniestro que se registró hacia las 22.00 hora local (19.00 GMT) del jueves, en los hospitales de Jerusalén quedaban 195 de los casi 300 heridos que fueron trasladados en un despliegue sin precedentes en este país. Ambulancias y coches de bomberos llegaron a Jerusalén desde distintos puntos del país para ayudar en los trabajos de rescate, que desde la medianoche quedaron en manos de la unidad del Ejército especializada en labores de desenterramiento de víctimas.