Francisco Rodríguez, en la foto, presentaba el 45% del cuerpo quemado. Foto: A.SEPÚLVEDA.

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Un incendio en un antiguo almacén de carbón de la calle Joan Munar de Palma, junto a las vías del tren de Inca, se saldó en la medianoche del lunes con la muerte de un indigente y otros dos heridos de gravedad. El inmueble está ubicado en el número 2 de esa calle, en la confluencia entre Balmes y Eusebio Estada. Sobre las 23.55 horas se recibió una llamada de emergencia en la centralita de los bomberos, alertando de que el edificio abandonado estaba en llamas y que existía la posibilidad de que algunos marginados que pernoctan en su interior hubiesen quedado atrapados.

Cuando los primeros efectivos llegaron se encontraron con que la barrera de acceso estaba cerrada con un candado, por lo que tuvieron que forzarla para acceder al recinto. En el interior el denso humo dificultó las tareas y finalmente aparecieron sus tres moradores: dos de ellos estaban conscientes -aunque en estado de crisis nerviosa- y el tercero no daba señales de vida. Los bomberos sacaron del almacén a los tres marginados y ya en la calle les aplicaron los primeros auxilios. A la víctima mortal -identificado como David, de unos 30 años- , le efectuaron la respiración artificial sin resultado, mientras que los otros dos indigentes presentaban distinto diagnóstico: Francisco Rodríguez Àlvarez, de unos 41 años, sufrió quemaduras en el 45% de su cuerpo y Pedro Salas Muñoz, de 62, resultó gravemente intoxicado por inhalación de humo.

Los dos fueron atendidos sobre la vía por los servicios sanitarios y luego fueron trasladados hasta Son Dureta. El primero, debido a su estado, fue evacuado horas después en un avión-ambulancia hasta la Unidad de Grandes Quemados del hospital de La Fé, en Valencia, y el segundo quedó ingresado en Palma tras agravarse su estado. De la investigación policial se desprende que el incendio en el almacén abandonado pudo iniciarse al caer una vela sobre un colchón. La vivienda estaba repleta de basura y enseres y las llamas se propagaron con gran celeridad. La autopsia deberá determinar si el fallecido murió a causa del fuego o por la inhalación de humo, pero lo cierto es que el 60% del cuerpo del joven presentaba quemaduras profundas.

Los vecinos de la calle Joan Munar declararon ayer que los afectados llevaban «unos tres años» pernoctando en esa nave y denunciaron que «esto es algo que se veía venir». En opinión de éstos, la precariedad en la que vivían hacía vislumbrar la posibilidad de un incendio como el que lunes acabó con la vida de David.