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Forenses, psiquiatras y psicólogos declararon ayer en el segundo día del juicio contra el hombre y la mujer que supuestamente abusaban y permitían las violaciones a las tres hijas de ella.

Uno de los peritos contó que en el examen genital a la hija mayor de la pareja, efectuado en 1996, evidenció que había existido más de una penetración sexual y, además, sucesivas. Los psicólogos explicaron que no habían advertido alteraciones mentales en esta chica y que los abusos denunciados «no parecen fruto de su imaginación». Los peritos coincidieron en que las relaciones familiares estaban muy deterioradas y advirtieron «bastante resentimiento» de la hija mayor hacia Damiana, la madre.

Ayer también trascendió que esa joven dormía con vaqueros y colocaba una mesa detrás de la puerta para evitar que Rogelio, el acusado, la visitara por las noches. Sobre la segunda de las hijas, los médicos dijeron que padecía una profunda depresión y con respecto a la tercera, que volvió con su madre y el compañero de ésta tras denunciar las violaciones, aseguraron que repetía lo que decía Damiana.