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La diócesis de Mallorca celebró ayer la IX Jornada Mundial del Enfermo con una misa que tuvo lugar en la residencia para personas mayores de La Bonanova, en Palma, organizada por la Pastoral de la Salud. El obispo presidió la Eucaristía, en la que estuvieron presentes los residentes, familiares, voluntarios y personal sanitario. La Iglesia pretende de esta forma agradecer los esfuerzos de voluntarios y profesionales para mejorar las condiciones de vida de los enfermos, acompañarlos en su dolor y despertar la sensibilidad social hacia quienes sufren por falta de salud.

La novena edición de la Jornada Mundial del Enfermo se presenta bajo el lema «La nueva evangelización y la dignidad del hombre que sufre». Este año se ha elegido la catedral de la capital australiana de Sydney, como punto central de esta conmemoración en el ámbito internacional.

El Papa recordará en su mensaje de este día que, pese a los grandes avances de la ciencia y la inversión en recursos, no todos los hombres gozan de las mismas oportunidades. Por ello, Juan Pablo II pide que se trabaje para favorecer el necesario desarrollo de los servicios sanitarios en los países, todavía numerosos, que no pueden ofrecer a sus habitantes unas condiciones de vida dignas y una tutela adecuada de la salud.

La delegación diocesana de Pastoral de la Salud se encarga de coordinar el servicio de atención a los enfermos que sacerdotes, religiosos y religiosas y voluntarios particulares realizan en clínicas, hospitales, residencias de la tercera edad, prisión y domicilios particulares. La delegación se ocupa de la formación del personal voluntario y con frecuencia organiza conferencias y retiros.