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EFE-SAN SALVADOR
El Salvador se ha vestido de luto tras el fuerte terremoto que se registró el sábado y que ha causado casi 300 muertos, una cifra similar de heridos, mientras que más de un millar de personas están desaparecidas. El presidente salvadoreño, Francisco Flores, decretó el «estado de emergencia nacional y de calamidad pública», tras el fuerte seísmo de 7'6 grados que sacudió el país y que ha causado numerosos daños materiales, que aún no han sido cuantificados.

El terremoto de 7'6 grados en la escala Richter tuvo su epicentro en la playa Los Blancos, en la Costa del Sol, en el Pacífico salvadoreño, y se sintió en todos los países de Centroamérica y en la costa sur de México. En Guatemala, se registró la muerte de dos personas, una de ellas una niña de dos años de edad, mientras que en el resto de Centroamérica el terremoto no provocó víctimas ni daños materiales de consideración. Las autoridades salvadoreñas han intensificado en las últimas horas las labores de búsqueda y rescate de 1.200 personas que se encuentran desaparecidas en el municipio de Santa Tecla, a unos 20 kilómetros de la capital.

El director del Comité de Emergencia Nacional dijo que todas las fuerzas disponibles colaboran para buscar a las personas desaparecidas entre los escombros de centenares de viviendas que se derrumbaron a causa del seísmo.

El presidente salvadoreño agregó que «este desastre natural es de grandes proporciones y, que, según la información inicial, es un terremoto más poderoso que el que nos golpeó en 1986».