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Un juez de Palma ha condenado a dos guardias civiles, llegados a Mallorca hace dos años para reforzar la seguridad del puerto, que entraron a la fuerza en el domicilio de un compañero para establecerse en su casa. Los dos agentes han reconocido ser autores de un delito de allanamiento de morada, así como de una falta de coacciones. Tanto J.A.G., de 29 años, como J.M. A.S., de la misma edad, han sido condenados a cumplir un año de prisión por el allanamiento de morada. Por la falta de coacciones tendrán que pagar una multa, durante 20 días, a razón de una cuota diaria de 500 pesetas.

Al tratarse de un delito de allanamiento de morada estaba previsto que se juzgara el caso en presencia de un jurado popular. Sin embargo, no fue necesario al aceptar ambos acusados los cargos. Por tanto, el juez Eduardo Calderón, en una sentencia de conformidad, explica que los hechos ocurrieron la medianoche del día 7 de abril de 1998. Los dos guardias, uno natural de Alicante y el otro de Valencia, acudieron al piso de un compañero de trabajo, con el que uno de ellos ya había compartido vivienda en periodos anteriores. El guardia ocupaba un piso en la calle Doctor Andrés Feliu número 26, en Palma, que en aquellas fechas compartía con una compañera.

La sentencia explica que uno de los agentes condenados aún conservaba la llave de la puerta de la vivienda, por lo que pudo abrirla. Sin embargo, a continuación, aún siendo de noche, le dio una patada a la puerta y logró romper la cadena de seguridad. Esta forma de entrar, lógicamente, alertó a los dos moradores. El dueño de la vivienda fue quien se enfrentó a los dos agentes y les dijo que abandonaran el piso. Los dos acusados no se mostraron dispuestos a ello. Para lograr convencerle, uno de los acusados estuvo coaccionando a su compañero para que les permitiera la estancia en la vivienda. La sentencia señala que textualmente le indicó: «No te tiro por la ventana porque no quiero. Ya te encontraremos otro día para sacudirte y no es la primera que parto la cara a un guardia».