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MIGUEL BLUM
«Es una alegría relativa, porque estamos más tranquilos, pero en realidad lo que querríamos es verlo muerto». La familia de María del Carmen del Salto acudió ayer en pleno a la lectura del veredicto contra Okulus y sus rostros de incertidumbre y temor se truncaron, con la noticia de la cadena perpetua, en alegría y lágrimas.

Engracia, la madre de la joven asesinada y violada, se derrumbó nada más escuchar el veredicto: «Estamos muy agradecidos a la Justicia alemana, pero a mí nadie me va a devolver a mi hija. Los días son malos, pero las noches son horribles. Veo la sonrisa de María del Carmen por todos lados. Nuestra vida ha cambiado tanto que mi marido, que antes de la desgracia siempre estaba optimista, ya nunca sonríe».

Enrique del Salto, hermano de María del Carmen, dijo que había sentido «un gran alivio» al saber que Okulus pasaría, al menos, 20 años entre rejas. El joven perdió los nervios cuando el acusado comentó en tono despectivo que no quería escuchar «esta tomadura de pelo», en referencia a la lectura del veredicto. Enrique saltó y le gritó: «Calla, asesino; calla cabrón». Mónica, la otra hermana de la fallecida, era la única familiar en la que la felicidad por la sentencia era mayor a la rabia acumulada estos meses: «Se ha hecho Justicia, pero no volveremos a ver a María del Carmen», aseveró. Mónica también explicó que vio a Okulus «muy frío».