Los bomberos sólo pudieron recuperar los dos cadáveres. Foto: FERRAN CARBONELL.

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JAVIER JIMÉNEZ-MARI VÀZQUEZ Lo que debía ser una excursión sin riesgos en busca de setas se convirtió el sábado en un drama. Joan Vives Gayà y Antoni Vallespir Caimari, dos compañeros de trabajo de 28 años de edad, se despeñaron en un barranco de Pollença desde diez metros de altura y ayer por la mañana sus cuerpos fueron hallados ya sin vida, después de muchas horas de angustiosa búsqueda.

Joan y Antoni eran vecinos, respectivamente, de Pollença y sa Pobla. Ambos trabajaban en la empresa Moto Náutica Bonaire, del Port de Pollença, y a primera hora de la tarde del sábado decidieron trasladarse a la zona conocida como sa Vall den March, un terreno escarpado a la altura del kilómetro 5 de la carretera Pollença-Lluc. Los dos amigos llegaron en el coche de uno de ellos y comenzaron la excursión en busca de picornells. Las últimas lluvias les hizo pensar que la jornada sería fructífera pero las precipitaciones también escondían peligros mortales.

Entre las cinco y media y las seis de la tarde un pagés escuchó el ruido de un desprendimiento de piedras y rocas en un barranco de la finca del Camí de ses Creus, pero no le dio más importancia. Esa noche Joan y Antoni no regresaron a sus casas y sus respectivas familias, inquietas, dieron aviso a la policía. En el dispositivo de búsqueda, que se prolongó durante la noche, la madrugada y la mañana, participó la Cruz Roja de Sóller, Protección Civil y la Policía Local de Pollença. La operación, debido a las características del terreno y a la falta de luz solar, fue complicada y no fue hasta las 9.00 horas cuando se produjo el macabro hallazgo.

Los dos compañeros de trabajo yacían al pie de un barranco, ensangrentados y uno junto al otro. Ambos habían fallecido de forma instantánea y muy cerca de ellos aparecieron algunas bolsas llenas de setas.