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De cómo un pequeño hurto degeneró en una batalla campal. Los vecinos de la barriada palmesana de Sant Jordi llevan una semana hablando del mismo tema y la indignación, pese a tanto comentario, no se ha rebajado. Una treintena de invitados a un bautizo linchó el domingo día 6, de madrugada, a tres vecinos de Sant Jordi que habían querido impedir un robo. La situación se complicó y al final casi todo el pueblo salió a la calle. La policía tuvo que montar un dispositivo de emergencia para evitar más enfrentamientos y «sacó» a los agresores «foráneos» en taxi.

La barriada de Sant Jordi goza, normalmente, de una tranquilidad envidiable y esa noche del sábado al domingo no era un excepción. Sólo en el Bar Nou, ubicado en la calle Bauzà, el jolgorio por la fiesta de un bautizo alteraba, mínimamente, la normalidad. A la 1.30 horas un incidente automovilístico desencadenó los acontecimientos. Un conductor se despistó a la entrada del pueblo y colisionó con su Ford Fiesta contra un Opel Kadett aparcado a la altura del número 7 de la calle Sant Jordi. Los dueños del turismo, un matrimonio de mediana edad, escucharon el estrépito y salieron a la calle.

Allí se encontraron con el conductor, en estado de gran nerviosismo, y comprobaron que los daños no revestían excesiva gravedad. Margalida y Guillem invitaron al hombre a entrar en su casa para rellenar el parte amistoso del accidente y a los diez minutos escucharon ruidos en el exterior. Al salir descubrieron a dos jóvenes robando en el Ford Fiesta, que se dieron a la fuga con prontitud. Guilem y su hijo Gabriel Àngel salieron en su persecución y les dieron alcance a unos cincuenta metros, en una pronunciada cuesta antes de llegar al Bar Nou.