Uno de los coches involucrados quedó destrozado al chocar contra un guardarrail. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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Vivos de milagro. Los seis ocupantes de dos vehículos que colisionaron en la madrugada de ayer en la Vía de Cintura tuvieron mucha suerte de contarlo a tenor de cómo quedaron los vehículos. Unos habían estado de 'marcha' por algunos bares y otros, al parecer, salían del trabajo. María Elena Sastre Carbonell, de 20 años, conducía un Citroën Saxo matrícula IB-DJ, de seis meses de antigüedad. El coche era de su novio, Carlos Cubo Moyá, de 21, y que viajaba de copiloto. En la parte trasera se encontraba otra pareja: Lourdes Madrid Ramos, de 20, y José Antonio Lupiáñez Fernandez, de 21.

Los cuatro amigos habían estado de 'copas' por Palma y a las cuatro de la madrugada enfilaron un tramo de la Vía de Cintura a la altura de Génova, en dirección a Ciutat. De improviso se encontraron con que otro turismo, un Seat Ibiza matrícula PM-6735-CP, se incorporaba a la vía y ambos perdieron el control y se estrellaron. El Citroën Saxo quedó destrozado en medio de la calzada, mientras que el Ibiza se encajó sorprendentemente bajo el gardarraíl, que lo dejó irreconocible.

En este último turismo viajaban dos hombres: Santiago Batle Vidal, de 30 años, y Fernando Ajenjo Guijarro, de 32. Los sanitarios de Ambulancias Insulares que llegaron en pocos minutos al escenario del accidente comentaron que los dos ocupantes eran médicos, si bien esta información no pudo ser contrastada. Sea como fuere, la Vía de Cintura permaneció cortada a consecuencia de la tremenda colisión y piezas y cristales de los dos coches quedaron esparcidas por la calzada.