Medios informáticos y compras millonarias.

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La Guardia Civil de Palma ha desarticulado una red internacional de falsificación de tarjetas de créditos que utilizaba los más modernos medios informáticos para conseguir sus objetivos. Esta operación, denominada «Sabrina», sigue abierta y hasta el momento se ha detenido a quince personas. Se trata de los marroquíes Mustafá D., Hassan R., Marian K. y Nadaia T; los argentinos Daniel Gustavo G., Ana Gladis M., Teodora D; los argelinos Sabri A., Karin T. y Paoulou E; los italianos Giovanni D. y Sandro O; los españoles Leoncio F.L. y Pedro Miguel A.G., y el turco Kenem B.

De ellos, sólo cuatro han ingresado en prisión. Entre ellos los dos principales «cerebros» de esta sofisticada organización, la mujer de uno de ellos y un turco que era buscado en Alemania por violación. La operación «Sabrina» se inició a mediados del pasado mes de febrero. En la Guardia Civil se recibieron varias denuncias de personas que afirmaban que se habían cobrado en sus cuentas bancarias una serie de gastos con sus tarjetas de crédito, que no habían realizado.

La Guardia Civil, a medida que avanzaba la investigación, averiguó que la mecánica defraudatoria no se había utilizado hasta ese momento en Mallorca. No se trataba de delincuentes comunes, sino de especialista informáticos que utilizaban sus conocimientos para estafar. Los detenidos manipulaban tarjetas de crédito robadas. Lo hacían a través de un ordenador que, con un programa especial, descifraba la información de las bandas magnéticas, datos que después se pasaban a otras tarjetas de crédito. El grupo, sin embargo, no se limitaba sólo a operar con tarjetas de crédito robadas.

Los medios informáticos que disponían les permitían ir mucho más lejos. En connivencia con propietarios o camareros de locales de ocio y restauración de Palma y Andratx, se lograba también descifrar la información de tarjetas que no habían sido robadas. Según informó el teniente de la Guardia Civil que ha dirigido la investigación, cuando un cliente pagaba una consumición en estos establecimientos con tarjeta, este documento se pasaba por un lector artesanal, que estaba conectado a un pequeño ordenador. Con este aparato se lograba descifrar la información magnética.