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Un menor con la personalidad anulada por una pandilla que lo tenía amedrentado robó en su casa para entregar el dinero al cabecilla de la banda. A principios de mes la familia del menor, ignorando que el autor del robo era él, presentó una denuncia en la Jefatura de Policía por la 'desaparición' de una cámara de vídeo valorada en 180.000 pesetas. Los funcionarios averiguaron que el adolescente tenía problemas con algunos 'amigos' de su pandilla y tras hacer algunas indagaciones constataron que el menor había sufrido presiones 'salvajes' para que cometiera el robo; desde amenazas con una navaja hasta colocarle una pistola simulada en la cabeza.

Al final, la víctima accedió a sustraer la cámara, que fue vendida en una tienda de objetos de segunda mano por 15.000 pesetas. La policía también supo que en una ocasión el pequeño llegó a casa con la cara ensangrentada, pero no quiso desvelar lo que le había pasado. En realidad había sido agredido por sus compañeros, casi con seguridad por no plegarse a sus exigencias. Los hechos se precipitaron el día 13, cuando la policía fue avisada de una riña en la calle Bartomeu Rosselló Pòrcel.

Cuando una patrulla del 091 acudió se encontró con que los implicados eran, por una parte, familiares del chico y, por otra, uno de los supuestos extorsionadores, un tal Raúl N.G., de 20 años. Una mujer había resultado herida leve y explicó a los funcionarios que el joven le había espetado: 'Os la tengo jurada, personas más cualificadas que yo vendrán a por ti', añadiendo amenazas tales como 'sé dónde vives' y 'os vais a enterar'.