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Medio año después del crimen de Ivonne O'Brien, que estremeció a Mallorca por su brutalidad sin precedentes, la Guardia Civil sigue empecinada en aclarar los hechos y está estrechando el cerco sobre el asesino. Ayer, la Comandancia difundió un retrato robot del principal sospechoso, elaborado a partir de la descripción de un testigo.

Esa persona, al parecer un taxista de Alcúdia, presenció cómo un joven merodeaba frente al chalet de la calle Teodoro Canet, número 50, de la británica asesinada horas antes de cometerse el salvaje crimen. El individuo llevaba coleta, tenía el pelo moreno y el rostro enjuto, así como unos ojos penetrantes. El 30 de agosto se descubrió el cadáver de la infortunada, que había sufrido torturas atroces; el criminal le había arrancado la mandíbula con un cuchillo, le había abierto el vientre, le había introducido un revólver en la vagina y, como culminación a su locura, había pintado las paredes del chalet con su sangre.

La Policía Judicial de la Benemérita se volcó en el caso y en las semanas siguientes tomó declaración a amigos y conocidos de Ivonne, casi todos marginados o alcohólicos. Al final, los agentes confeccionaron una lista con cerca de doce sospechosos y los fueron descartando uno a uno, en algunos casos con dificultad añadida, ya que los investigados se encontraban en Alemania, Inglaterra u otro país. Pescadores y vecinos de Alcúdia y Pollença fueron igualmente interrogados, pero llegó un momento en que las pesquisas se estancaron.

Precisamente ayer falleció Antoni 'Puput' Ensenyat, un vecino de Alcúdia que en su día conoció a Ivonne y que denunció a este periódico que vivía un infierno desde que un periódico inglés publicara su fotografía y su supuesta confesión, que en realidad no fue tal.