El acusado fue detenido por la policía el día que se descubrió el cadáver de su padre.

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La Fiscalía de Palma solicita una condena de 24 años de prisión para Yasser Amed Rahmouni, el joven marroquí acusado de asesinar a su padre. Este suceso ocurrió en la madrugada del día 21 de julio de 1998. El cadáver de la víctima, Ahmed Adel Rahmouni, de 52 años de edad, apareció en el primer piso del número 9 de la calle Can España, cerca de la Plaça del Banc de s'Oli.

El joven está acusado de un delito de asesinato con la agravante de parentesco. Pese a que el acusado es consumidor de sustancias estupefacientes, la acusación descarta que esta adicción pudo tener alguna influencia en los hechos. Basándose en los informes psiquiátricos a los que se ha sometido el acusado, el fiscal cree que Yasser Ahmed Rahmouni era consciente de lo que estaba haciendo cuando apuñaló a su progenitor. Por ello solicitará al jurado que declare al joven culpable de asesinato. La defensa, representada por el abogado Jaime Bueno, entiende que este consumo de drogas si tuvo una influencia cuando cometió los hechos y, por tanto, pide la absolución.

Yasser era el mayor de los cinco hermanos de Ahmed. Las relaciones entre padre e hijo no eran buenas desde hacía meses. Ambos tenían graves problemas personales. Yasser era consumidor de drogas y había sido detenido varias veces por atraco. Su padre estaba considerado por la policía como un traficante de hachís y, de hecho, hacía poco que había salido de la cárcel tras cumplir una condena de dos años.

Fue el detenido quien a primera hora de la mañana pidió a un empleado de Emaya que avisara a la policía, porque había encontrado a su padre muerto. El hombre presentaba múltiples lesiones, pero sobre todo destacaba el largo corte que presentaba en la barriga. El hijo manifestó a la policía que su padre se había enfrentado a dos hombres para evitar un robo y éstos le habían matado. Su declaración estaba llena de contradicciones y la policía optó por detenerle ya que, además, presentaba algunos cortes en las manos que demostraban su implicación en una pelea. Yasser no aguantó más su declaración y decidió contar lo que en que había ocurrido.