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La última década en Balears ha significado un 'boom' en lo que a venta de vehículos y matriculaciones se refiere, pero el lado más negativo guarda relación con este aumento vertiginoso del parque móvil; un total de 1.368 personas han perdido la vida en accidentes en las carreteras. Lo peor es que la cifra, lejos de estabilizarse, ha aumentado este último año.

La sangría en la deficiente red viaria del Archipiélago dejó 166 muertos en el año 1990. Curiosamente ese año la estadística había descendido con relación al anterior -1989-, en donde perdieron la vida 177 personas. A partir de 1991 se abrió un período de relativa esperanza, aunque las autoridades advirtieron que tratándose de fallecidos cualquier euforia era injustificada. En esos doce meses fallecieron 157 conductores y peatones. 1992 y 1993, con 131 y 130 difuntos en las carreteras, fueron considerados «años menos malos» para los responsables de Tráfico, que ya se mostraron abiertamente optimistas.

Pero la situación cambió radicalmente en 1995, cuando Tráfico cerró el balance anual con 124 víctimas mortales. Ese período marcó un punto de inflexión que se mantuvo hasta 1996 (148 muertos). En el año siguiente y en 1998 los datos invitaron de nuevo a la esperanza; sin olvidar que 124 y 122 personas respectivamente dejaron de existir en ese intervalo a consecuencia de siniestros circulatorios. Y la década se ha cerrado con cifras alarmantes otra vez (155 infortunados). En total, pues, en Balears han perdido la vida 1.368 conductores y peatones en los últimos diez años.