Los dos féretros fueron trasladados a hombros hasta el camposanto de Pollença por sus familiares y amigos. Foto: FERRAN CARBONELL

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Más de cien personas acudieron ayer tarde al muelle de Palma para recibir los cuerpos sin vida de los dos jóvenes de Pollença, que murieron el pasado miércoles en los Alpes franceses tras caer por un precipicio. El pueblo de Pollença, con su alcaldesa Francisca Ramón al frente, se volcó con la familia de Javier Vila y de Sandra Romero en estos duros momentos. En la estación del muelle de Palma se vivieron ayer tarde momentos de gran dolor y consternación.

La llegada en un coche fúnebre de los dos cadáveres, dentro de sus respectivos ataúdes, provocó escenas de llanto y dolor de las personas que conocían a los dos jóvenes que perdieron la vida cuando disfrutaban de uno de los deportes que más les apasionaba: la nieve. Uno de los momentos más dramáticos fue el emotivo abrazo de Guillem (el hermano mayor de Javier Vila), a sus padres y a los de la chica fallecida.

El hermano, acompañado de un tío suyo, se desplazó hasta los Alpes franceses para conocer las circunstancias en las que Javier y Sandra habían perdido la vida. El joven quiso ir al lugar exacto donde se produjo la caída. Antonio Vila, padre de Javier, manifestó que está pasando uno de los momentos más duros de su vida. Con lágrimas en los ojos, el hombre explicó que su hijo solía viajar cada año a esta zona de los Alpes para esquiar. Según le confirmó su hijo telefónicamente, Javier y Sandra no estaban esquiando cuando sufrieron el accidente.