La madre y las hermanas de María del Carmen reflejaban en sus rostros la tragedia que viven. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA.

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En un multitudinario funeral celebrado en la parroquia de la Mare de Déu del Carme de Porto Cristo, unas 2.500 personas dieron el último adiós a la joven María del Carmen de Salto, que fue asesinada el pasado 22 de mayo, presuntamente por el bombero alemán, Andreas Ingo.

Durante la celebración religiosa toda la familia, encabezada por su padre, Enrique del Salto; su madre, Gracia Fajardo y sus hermanos; Mónica, Silvia, Enrique, Daniel y José, no pudieron contener la emoción ante las innumerables muestras de apoyo que recibieron de sus vecinos de Porto Cristo. El templo estaba lleno y mucha gente se quedó sin poder entrar durante el funeral. Esperaban fuera para dar la condolencia a la destrozada familia del Salto.

El altar mayor del templo parroquial estaba lleno de ramos de flores y coronas para recordar a la malograda María del Carmen.
Durante la homilía el párroco de Porto Cristo, Josep Caldentey, tuvo recuerdos emotivos para María del Carmen diciendo que «estamos aquí para hacer lo único que podemos por ella: rezar por el eterno descanso de su alma».

La brutalidad del crimen que acabó con la vida de la joven de Porto Cristo hizo que la solidaridad de la gente de la comarca con la familia del Salto se haya multiplicado durante los útimos días. Esto se puso de manifiesto ayer en el funeral, donde muchos de las personas presentes, durante el oficio religioso, se le saltaron las lágrimas. El capellán pidió a la gente, justo antes de dar el pésame, que debido a la situación que vive la familia y la reciente maternidad de Mónica del Salto, se abstuvieran de abrazos para no prolongar durante mucho tiempo el funeral.

Gracia Fajardo, madre de Carmen, durante todo el funeral estuvo muy afectada y recibiendo el afecto constante de sus hijos.