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«Yo le perdono porque mis hijos le necesitan y porque es mi marido y le sigo queriendo». La mujer, víctima de una brutal paliza, perdonó ayer públicamente a su esposo, que no sólo la agredió, sino que también la ató a la cama, le cortó los brazos, le rapó el pelo y la mantuvo tres días encerrada en una habitación de un hostal. El tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia de Palma juzgó ayer a Eustaquio M.M., de 30 años de edad, para quien el fiscal solicita ocho años de cárcel por los delitos de lesiones, detención ilegal y amenazas.

El acusado y la víctima conviven juntos desde hace 15 años y tienen tres hijos. A principios de este año la pareja comenzó a tener problemas. Estaba enfermo (sufría una profunda depresión) y no podía trabajar. La mujer se marchó a Elche con los niños, donde estuvo tres meses. En el mes de mayo Eustaquio fue a buscarla para que volviera a Mallorca, y ella aceptó. Se hospedaron en un hostal de Palma. «Cuando volvió de Elche mi mujer había cambiado, ya no era la misma» señaló el acusado. Durante los días siguientes las discusiones se repitieron. El presunto maltratador, que llegó incluso a llorar cuando fue interrogado por su abogado Diego Wencesblat, intentó convencer al tribunal que él no era una persona violenta, y que no sólo estaba arrepentido por la paliza que le dio a su mujer, sino que su objetivo era volver a reiniciar la convivencia con ella y con sus tres hijos cuando salga de prisión. «Me volví como loco. Soy una persona nerviosa, pero no violenta», concluyó el acusado.

Desde que la víctima entró en la sala a declarar su rostro mostraba que había perdonado al acusado. Pese a ello la fiscal Dolores Rodríguez la sometió a un completo interrogatorio, para demostrar que había sido víctima de una brutal paliza que merecía un reproche penal. La mujer, tras narrar los motivos por los que volvió a Elche, señaló que al volver a Palma su compañero la acusó de infidelidad. De tanto insistir, según ella, le dijo que, en efecto, había estado con otros hombres. «Le mentí porque estaba muy enfadada con él, pero no es cierto que le fui infiel».