TW
0

Decenas de miles de taiwaneses se disponen a pasar otra angustiosa noche a la intemperie, ante el temor a un nuevo seísmo que derribe sus viviendas, mientras los equipos de rescate continúan con la búsqueda de supervivientes.

Las ayudas internacionales ya llegan a Taiwán y su distribución se pone en marcha, pero la calamidad, la pesadilla de millones de taiwaneses afectados no acaba, sobre todo tras las réplicas de ayer.

Se levantan campamentos, se acondicionan zonas para acoger a desplazados -200.000 personas-, surgen más ayudantes para atender a los heridos -5.269, según las últimas cifras- y los equipos de rescate, cansados, redoblan sus esfuerzos para sacar a la superficie a los enterrados, que se calcula que son 2.618 seres.

El suministro de electricidad vuelve, aunque con poca intensidad y de manera caprichosa, y empiezan a limpiarse calles y solares.