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Una mujer fue secuestrada el pasado lunes por dos individuos que actuaron a las órdenes de su marido. La víctima, que es drogadicta, fue obligada, bajo amenazas y agresiones, a trasladarse desde Deià a Palma, donde fue entregada a su marido, que la estaba esperando en la calle Aragón.

La policía actuó poco antes de las nueve de la noche. Se tuvo noticias de que una mujer viajaba, en contra su voluntad, en un coche que se encontraba por la plaza del Obelisco. El coche fue localizado y dentro se detuvo a Juan B.G., de 36 años y Bartolomé C.M., de 30. Explicaron que a la mujer la habían dejado con su marido, que se movía en una moto. El individuo y la mujer fueron localizados. Ella explicó que había sido secuestrada por dos hombres, que actuaron pagados por su esposo, José C.B., de 40 años de edad. La víctima, que se encontraba muy nerviosa explicó que el lunes fue a la playa de Deià. Vio a dos hombres a los que conocía de vista. Se acercaron para hablar con ella, y tras conquistar su confianza, le propusieron acompañarla hasta Palma.

De regreso, cuando se encontraban por Valldemossa, el copiloto cogió una toalla y se la colocó sobre la cabeza. Después le roció la cabeza con agua y se sentó junto a ella. Le dijo «tu no sales hasta que no lleguemos a Palma, nos han dicho que estás loca». Después le rompió la camiseta.

La mujer les dijo a los dos secuestradores que la dejaran en paz, porque los problemas que tenía con su marido no eran de su incumbencia. Al escuchar estas palabras uno de ellos le tiró del cabello y la amenazó con «estropearle la cara».

Minutos después la mujer fue entregada a su marido. Dijeron que habían cobrado diez mil pesetas.
El esposo reconoció que había pagado a dos hombres para que buscaran a su mujer, porque tenía problemas con las drogas. No quiso decir la cantidad que había pagado, pero la policía comprobó que llevaba 25 mil pesetas en el bolsillo.

El detenido señaló a la policía que quería ayudar a su mujer. Contactó con un individuo que le dijo que haría lo posible para encontrar a su mujer, y que la única condición que ponía era que le pagara 25 mil pesetas que le debía.