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Joana Núñez Alomar y seis de sus siete hijos, de entre tres meses y doce años, tuvieron que dormir en un cobertizo de una casa de campo de las afueras de Inca la pasada noche del viernes.

Tras la denuncia de estos hechos por parte de las concejales socialistas Maria Sáez y Francina Armengol, que ayer por la tarde se reunieron con Joana y sus hijos en la plaza del Ajuntament de Inca, el alcalde Pere Rotger (PP) decidió actuar, en ausencia del concejal de Servicios Sociales, Bartomeu Cabrer, que estuvo ilocalizable durante toda la tarde noche de ayer.

Así, la pasada noche ya han dormido en una habitación de la residencia de ancianos Miquel Mir, y se espera que hoy vulevan a dormir en el mismo lugar a la espera de que los Servicios Sociales del Ajuntament encuentren una solución definitiva para Joana sus hijos.

La situación de Joana y su prole es dramática. Actualmente no tiene ningún ingreso económico. Su actual marido está en búsqueda y captura por parte de las autoridades, ya que el viernes tenía que ingresar en prisión, «pero no me quería dejar sola y aún no se ha presentado en la prisión», afirma Joana. Uno de sus hijos, el mayor, está ingresado en un centro de menores, «pero este fin de semana no le han dejado venir porque saben que no tengo casa dónde dormir». Otro de los niños padece de bronquios.