El dramático suceso ocurrió a 500 metros de una playa de Eivissa. Foto: GERMÁN G. LAMA.

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J.J.MONERRI-J.JIMÉNEZ Lo que debía ser la evacuación rutinaria de un enfermo desde Formentera a Eivissa se convirtió a primera hora de ayer en una tragedia que se saldó con los dos tripulantes de un helicóptero sanitario fallecidos. Aviación Civil y la Guardia Civil han abierto una investigación para esclarecer las causas del siniestro aéreo que segó la vida del piloto Luis Sedano Fernández, de 35 años, y del mecánico Amadeo Gracia Gallego, de 26.

El relato de este dramático episodio comienza a las cinco de la madrugada de ayer, cuando los dos jóvenes tripulantes, el primero natural de Bilbao y el segundo de Madrid, ponen a punto el helicóptero Bele-206-L3-Long Ranger, de la compañía Heli Sureste. Habían recibido la comunicación de trasladarse a Formentera para evacuar a un paciente de 51 años que debía ingresar en el hospital ibicenco de Can Misses. A las 5'50 horas el aparató despegó sin novedades del aeropuerto de la pitiusa mayor y se dirigió hacia la isla vecina. La niebla en aquellas horas era bastante espesa y dificultaba sobremanera la visibilidad. Ese fue el motivo, según parece, por el cual el piloto varió la ruta habitual y se desplazó hacia la Punta de la Rana. Minutos después de perdió la comunicación entre la torre de control y el Bell-206 contratado por el Insalud. Nunca más se restablecería. La alarma saltó de inmediato y el centro de Emergencias 112 y la Guardia Civil, en contacto permanente con el aeropuerto, iniciaron las gestiones para localizar al aparato.

La esperanza se esfumó a las 8'00 horas, cuando los GEAS encontraron el helicóptero hundido a 500 metros de la playa y los cadáveres de Luis Sedano y Amadeo Gracia, al parecer uno en su interior y el otro flotando. Los submarinistas rescataron los cuerpos sin vida y la embarcación «Illes Pitiuses» los trasladó al puerto de Eivissa. Ayer tarde continuaban las tareas para reflotar el aparato sumergido a 20 o 30 metros, ya que es clave examinarlo para conocer la causa del siniestro. En un principio todo parece apuntar a la densa niebla como origen de la tragedia, pero no se descarta tampoco que un fallo humano o técnico motivara que el aparato se estrellara contra el mar.