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El fuerte viento que sopló ayer en toda la Isla, y que en la sierra de Alfàbia alcanzó velocidades de 120 kilómetros por hora, provocó en Palma una cierta psicosis sobre la posibilidad de que cayeran palmeras. En octubre del año 96 una palmera del Passeig Marítim se partió y acabó con al vida de Pilar Fernández Notario, una transeúnte de 65 años que paseaba junto a su esposo.

Un portavoz del cuartel de San Fernando señaló que durante toda la mañana y la tarde de ayer fueron continuas las llamadas de vecinos de Ciutat, sobre todo los del Passeig Marítim, Cala Major, s'Arenal y otras zonas costeras con presencia de palmeras. Empero, no todas las llamadas recibidas en la emisora del 092 iban desencaminadas o eran exageradas. Una de ellas, que alertó del peligro de caída de una palmera en la Avenida Joan Miró, a la altura del número 252, motivó que los bomberos acabaran cortándola, como medida de precaución.

Inicialmente una dotación policial se desplazó al punto de emplazamiento del arbusto, ya en Cala Major y junto al colegio Bellver Internacional, y examinó la palmera. Era de gran tamaño y estaba ligeramente inclinada. Los funcionarios optaron por cortar la copa, que representaba un relativo peligro. Los trabajos los llevó a cabo una unidad del Cos de Bombers, que cortó un carril y aserró la parte superior del arbusto, que después fue retirado de Cala Major en un camión. Al margen de este incidente, en Calvià, Binissalem, Muro, Can Picafort y Sencelles los Bomberos de Mallorca efectuaron salidas para retirar árboles caídos sobre la calzada, a causa del fuerte viento. También se desprendieron carteles y tejas.