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El Supremo confirma una condena contra un anestesista de Palma, que deberá pagar una de las indemnizaciones más altas que se recuerdan a los familiares de una mujer que hace pocos días murió.

Isabel Caldentey estuvo en coma los últimos ocho años. Ahora, en base a una sentencia del Supremo, su familia recibirá 131 millones de pesetas por diferentes conceptos, como son el cuidado médico que precisó la enferma, así como los daños morales sufridos.

A esta cantidad hay que sumarle los intereses desde que se dictó la primera sentencia de Primera Instancia, fechada en el mes de julio de 1994. El caso de esta mujer motivó una movilización del colectivo médico en Palma, que amenazó con exigir certificados de alergias a los pacientes antes de someterles a una intervención quirúrgica. Isabel Caldentey Comas tenía 42 años cuando el 30 de julio de 1991, por prescripción médica, ingresó en una clínica de Palma para que el médico le extirpara un quiste en la mandíbula.

El anestesista le suministró Atropina, Pentotal y Succimilcolina, así como tres sustancias más. Según declaran probado las diferentes sentencias, se tardó demasiado tiempo en entubar a la mujer. Por este motivo, la paciente sufrió una reacción adversa que motivó que durante varios minutos su cerebro no recibiera el oxígeno suficiente, lo que le ocasionó un infarto cerebral del que no se recuperó y no volvió a recobrar la conciencia.