El recinto donde son amontonados los perros está ubicado muy cerca de la depuradora municipal. Foto: FERRAN CARBONELL.

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El vertedero próximo a la depuradora municipal de Llucmajor no acumula únicamente chatarra y desperdicios; en un anexo próximo se encuentra una fosa de unos 8 metros de longitud, por unos 4 de ancho, que almacena los cadáveres de decenas de animales, casi todos perros.

Se trata de unos terrenos privados pero que en la actualidad están alquilados por el Ajuntament de Llucmajor. Algunos vecinos (los pocos que conocían lo que estaba ocurriendo) habían mostrado su extrañeza por esta situación y otros se quejaban de los olores nauseabundos que emana la fosa. Ayer poco después del mediodía redactores de este periódico se desplazaron al vertedero y confirmaron la veracidad de estas informaciones.

Ante tanto misterio, la confirmación de que se trataba de una fosa para almacenar decenas de cadáveres de perros (quizás un centenar) llegó de la mano de Sebastià Artigues, concejal de Medio Ambiente del municipio. El edil defendió la legalidad de la obra y negó que se hubieran recibido quejas vecinales por este motivo. Empero, reconoció que la fosa se había habilitado recientemente («hace unos cinco o seis meses») ya que antes los animales sacrificados o que habían fallecido eran trasladado hasta Son Reus, en donde eran incinerados.

La clave puede estar en que durante 1998 el Ajuntament recogió a unos 600 animales, vivos y muertos.
La opinión del alcalde de Llucmajor, Gaspar Oliver, sobre este tema no ha trascendido, ya que ayer no pudo atender a los requerimientos de este diario. Sea como fuere, lo cierto es que se trata de una medida municipal polémica y no demasiado habitual en Mallorca.